Festividades año 2000
Ayuno de Esther - 20 de marzo del 2000 - 13 adar II 5760
Purim - 21 de marzo del 2000 - 14 adar II 5760
EDICIÓN 5 REVISTA
(México - Año 2, Número 1, Marzo de 1999)
Purim y el final de la Primera Diáspora Por Sami Rozenbaum Desde la época de su establecimiento en Éretz Israel, el pueblo hebreo atravesó grandes cambios en su organización política. El período de los Jueces dio paso a una monarquía unificada, que después de la muerte de Salomón se dividió en dos reinos: Israel en el Norte, y Yehudá (Judea) en el Sur. Israel fue destruido por Asiria en el año hebreo 3038 (722 a.e.c.), y su población –las famosas Diez Tribus– resultó dispersada para siempre. Más tarde, en 3174 (586 a.e.c.), el emperador babilonio Nabucodonosor conquistó Judea y desterró también a sus habitantes. Así, después de un milenio de vivir en la Tierra Prometida, tal parecía que el rol de los hebreos en la historia había finalizado. Sin embargo, el profeta Jeremías les indicó "que construyesen sus hogares y sembrasen vides", pues 70 años después serían "recordados por Dios". Esta profecía caló profundamente en el pueblo, y se hizo muy conocida en Babilonia. A su tiempo Nabucodonosor sería sustituido por Merodaj, y éste por Belshazzar (Baltasar). Cuenta la historia que, durante un festín organizado por este último, apareció una escritura en la pared del palacio (mene, mene, tekel, ufarsin) que fue interpretada por el profeta Daniel como anuncio de la destrucción del reino. De hecho, el rey de Media –Ciro II– mantenía sitiada la ciudad desde hacía algún tiempo, pero los babilonios se sentían seguros tras sus murallas. A la mañana siguiente los medos desviaron el río Éufrates, y penetraron por el lecho seco, tomando fácilmente la urbe; esto marcó el inicio del Imperio Medo-Persa. A diferencia de lo que se acostumbraba en aquella época, Ciro "El Grande" no ordenó masacres en masa ni la conversión de los nuevos súbditos a su fe. Después de todo, la creencia predominante en Persia era el zoroastrianismo, según la cual el "dios mayor" toleraba a los "dioses menores"; en otras palabras, se favorecía un clima de gran libertad religiosa siempre que no hubiese oposición política al monarca. Todos los pueblos que habían sido cautivos de Babilonia, entre ellos los hebreos de Judea (ya llamados yehudim, "judíos") recibieron permiso de retornar a sus tierras. Más aún, Ciro sentía gran respeto por la historia judía, y ordenó devolverles los tesoros que los babilonios habían expoliado del Templo de Salomón. Reconstrucción de Judea De acuerdo con el Tanaj, unas 50.000 familias se trasladaron a Jerusalén; esto fue hacia el año 3222 (538 a.e.c.). Allí toparon con grandes obstáculos, sobre todo la hostilidad de las tribus edomitas y samaritanas que se habían establecido en la región; la reconstrucción del Templo sería una labor más difícil de lo que habían previsto. De hecho, los emperadores que sucedieron a Ciro ordenaron la cancelación de los trabajos del Templo, según se dice por presiones políticas de los samaritanos, a quienes no se había permitido participar en la obra. Sólo cuando Darío I llegó al poder (522 a.e.c.) se autorizó la continuación de los trabajos. Resulta interesante observar la importancia que los no-judíos daban al vaticinio de Jeremías: a la muerte de Darío I (485 a.e.c.) ocupó el trono Jerjes I, a quien la mayoría de los historiadores identifica con Asuero (Ajashverosh). Dice la leyenda que Asuero dio una gran fiesta durante el tercer año de su reinado, fecha en la que calculó que se cumplían los 70 años de la profecía. La mayoría de los judíos aún vivía en la diáspora, y el hecho de no haberse materializado el cabal renacimiento de Judea, pensaba él, constituía un fracaso para el judaísmo y un triunfo para el Imperio. Esta fiesta pasó a la historia en la Meguilá: poco después, el judío Mordejai –conocido en español como Mardoqueo y quien sería muy pronto primer ministro del Imperio– y su sobrina Hadassa –la nueva reina Ester– salvarían al pueblo judío del exterminio planeado por el ambicioso Amán. Esto daría nacimiento a la festividad de Purim. Bajo el reinado de Artajerjes I, hijo de Asuero, los judíos restablecieron un gobierno autónomo con la guía de Esdras (Ezra) y Nehemías; se restauraron las murallas de Jerusalén, finalizó la reconstrucción del Templo y se creó un Consejo de 120 miembros, lejano antecesor de la actual Knésset. Judea prosperó dentro del "commonwealth" del gran Imperio vecino, hasta que éste fue subyugado por Alejandro Magno unos 100 años después de la época de Ester.
|